lunes, 20 de junio de 2011

¿Listas de lujo?

Publicado en: TodoSeSupo.com


Si hay una certeza en Yumbo es de la ausencia de certezas. La inestabilidad política que tanto se le criticó a pueblos como el de Ecuador tiene su manifestación más decadente en nuestro municipio. Desde hace once años, entre los elegidos por voto popular y los encargados, hemos contado con un numero mayor de burgomaestres, sin contar lo que sea que pase en el futuro inmediato. Y en este caso, no ha sido precisamente la voz de protesta del pueblo insatisfecho la que ha abanderado los procesos de destitución de los mismos.
Se ha oído decir mil veces que “como este año es político entonces no se hace nada”, lo que ha servido de pretexto durante los últimos años para “no hacer nada”. Con algo de éxito, se nos ha logrado vender la idea de que el cambio depende de una curul, de “si Ernesto negocia con Fernando” o de “si vuelve el cura o no”.
La falta de capacidad de la llamada clase dirigente para adaptarse a la normatividad vigente, sumado a la crisis de liderazgo que viven los partidos políticos no dan un panorama optimista del horizonte político y social del municipio.
Con bastantes dificultades, el relevo generacional se ha venido abriendo espacio a codazos en algunas de las listas de aspirantes presentadas por los partidos para el concejo, no obstante se ha demostrado que el solo relevo generacional sin un relevo de ideas -y principalmente de prácticas- no es garantía de una real transformación de la política y mucho menos de la sociedad.
Para empezar por algo mínimo, valdría la pena preguntarse cuántos de los partidos políticos se han preocupado por garantizar siquiera el pleno conocimiento de sus propios estatutos por parte de los aspirantes que hoy presentan como “listas de lujo”.
El concepto de lujo puede -como cualquier concepto- ser abordado desde más de una perspectiva. Originalmente era aplicado por los griegos para referirse a las plantas que crecían de forma abundante, desordenada y torcida [lýgos]; entre los romanos el término [luxus] inicialmente no alteró su significado; al trasladarse al contexto indoeuropeo conservó su significado aunque no sólo aplicado a las plantas [lug-so-]. Posteriormente María Moliner, en su célebre diccionario propone tres desambiguaciones para el término estableciendo la primera para referirse a la “ostentación de riqueza […] se aplica a una cosa que se tiene o usa o que se hace con mucho gasto”, en segunda instancia puede hacer referencia a una “cosa cuya realización supone cierta libertad, sobra de dinero, de tiempo, etc. […] Superfluo”. No obstante, una tercera sugeriría la “abundancia o gran número de ciertas cosas que pueden no ser necesarias pero que tampoco estorban”. Actualmente, la Real Academia Española propone otras tres desambiguaciones: “1. m. Demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo; 2. m. Abundancia de cosas no necesarias y 3. m. Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo.”
En el caso de muchas de las listas de aspirantes al concejo de Yumbo, encaja perfectamente lo de “torcido”, lo de “desordenado”, otras hacen lo propio por dar validez a las definiciones de María Moliner (salvo por lo de “que tampoco estorban”) puesto que en algunos partidos -como el liberal- se ha recibido “abundancia de cosas [aspiraciones]” y aunque algunos pleitos internos hallan sido resueltos con “demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo”, otros han visto que un puesto en la lista de un partido “supera los medios normales de alguien para conseguirlo”.
Tal como lo ha dicho la dirección de más de un partido: tenemos listas de lujo ¡y en todo el sentido de la palabra!

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